Si haceis las cuentas estuve de intercambio en el momento álgido de las protestas de Hong Kong contra el gobierno (2019). Un momento histórico para los hongkoneses que tuve la oportunidad de experimentar. Sin embargo, llegó un día en el que la violencia y el miedo se apoderaron de las calles. La universidad en la que yo estudiaba se convirtió en una trinchera contra la policía, sillas y mesas como barricadas bloqueando entradas, adoquines como material arrojadizo, cocktails molotov caseros en las puertas de las aulas, etc... Viniendo de Europa, todo aquel panorama nos parecía surealista, no éramos conscientes de lo que la gente de Hong Kong se estaban jugando; su libertad y estaban dispuestos a poner todos los medios posibles para luchar por sus derechos y hasta sacrificaron su vida. La situación no hacía más que recrudecerse y hubo varias víctimas (entre ellas menores y universitarios). (No os preocupeís, yo no corrí peligro en ningún momento, durante las protestas nos quedábamos en casa). A los estudiantes de intercambio se les pidió que volvieran a sus lugares de origen pero mis compañeras de piso y yo llegamos a una conclusión; debíamos mantenernos juntas hasta el final del intercambio y aquello lo superaríamos juntas asique compramos unos billetes para Taiwan en busca de un país más pacífico para acabar los exámenes finales online. Vivimos allí un mes viajando por las ciudades, primero en la cosmopolita Taipei y luego bajamos al sur a Kaohsiung, un lugar increíble. Recordaré Taiwan por la hospitalidad de sus gentes, siempre con una sonrisa y dispuestos a ayudar. No puedo estar más agradecida por lo vivido. Las protestas, lejos de estropear mi intercambio, lo enriquecieron enormemente, lo volvería a repetir sin duda. Aprendí tanto de la situación y de los estudiantes, de mis compañeras de piso, de valorar la "estabilidad" que tenemos en Europa, todo eso me transformó. Al fin de al cabo, Hong Kong, su gente y sus lugares nos robaron el corazón.